jueves, 24 de marzo de 2016

TENGO UNA MUY MALA NOTICIA QUE DARTE, SOY FELIZ

Puedes seguir hablando a mis espaldas, entiendo que no te atrevas en mi presencia.

Puedes seguir pensando que yo no sé nada. De hecho, hago como que no lo sé.

Pero eh, que me da igual. Que mi conciencia está tranquila.
Que puedes hacer con tu vida vacía, y deshacer lo que te dé la gana.
Yo me porté bien.
Dicen que las lágrimas nos limpian por dentro. Hoy por hoy, y una vez más típico en mí, me siento reluciente. Porque han caído muchas lágrimas, porque se lo que es llorar y lo salado que se vuelve todo. Pero una vez más, a toro pasado me levanto y necesito decirlo.

Lo voy a hacer siempre. Se llama valor.

Y sabes qué? Crecer es más que cumplir años. Es darte cuenta de que prefieres 4 personas de verdad, que veinte. Crecer es no llamar amigo a todo el mundo.
Y el día que te des cuenta, me echarás de menos.
Y obviamente, no estaré.

Estaré en otro lugar, o puede que en el mismo. Pero no para ti.
He sufrido como pocos saben.
He pasado por muchas cosas. Sí, aún siendo "joven".

Y te agradezco DE TODO CORAZÓN que no estés. Que te quitases la máscara, que me ayudases de esa manera tan cruda a ver.
Como dice mi amiga(sí, amiga, la que ha estado para consolarme regañarme y escucharme).
-Si la envidia fuese tiña...

Te queda mucho, muchísimo para hacérmelo pasar mal.
He decidido abrir los ojos, darme cuenta de que cuando alguien "te falla" es su culpa, no la tuya.
He descubierto lo más valioso de mi vida. Estaba tan cerca que necesitaba coger perspectiva.
Era yo.

Y siento parecer egoísta, en realidad estoy recuperando mi amor propio.
No ha sido fácil. Pero ahora está fluyendo. Con cada segundo con cada pensamiento.

Voy a dar lo que me den.

Tengo una muy mala noticia que darte.
SOY FELIZ.

Soy feliz conmigo misma, soy feliz con quién me quiere. Y no me sirve de nada ni odiar, ni ocuparme en algo que no me llevará a nada.
Los que me conocen saben mi frase mítica de: es la última bala que gasto. Sí y una vez gasto esa, no hay más. Pasa a importarme esa persona lo que el gotelé de mi casa.
Cómo me gusta poder decirlo ahora que lo veo todo más claro. Caeré a veces como todos, pero siempre me levantaré.

Siempre tendré una sonrisa para los míos.
Pero la más grande, será para tí.

martes, 22 de marzo de 2016

Me vas a llamar loca

Que no quiero vivir a medias.
Que no me vale tu sonrisa tan fría, como de porcelana.
Me vas a llamar loca, pero prefiero un tirón de orejas de alguien que me quiera, que tus halagos de turno.
Que no quiero hacer siempre lo correcto.

Qué quizá esta noche, me apetezca en vez de cenar mirar las estrellas.
Ellas no me cuentan nada, pero hacen que me lo cuente yo. Y alimentan mucho cuando tienes hambre de la mala.
Que no quiero tus caricias, que prefiero algo que me roce el alma.
Me llamarás loca por todo esto y mucho más.

Porque no nací para estarme quieta, porque soy demasiado espontánea porque no me gusta mentir ni con la boca ni con la mirada.
Porque cruzaría el mundo por cualquiera a los que quiero.
Porque no me atrapa nada.
Quédate con tu cordura, yo no quiero existir atada.

domingo, 20 de marzo de 2016

SIEMPRE FUISTE TU

A veces me pregunto cómo he sido, y cómo soy.

Aunque joven, creo que he vivido muchas situaciones, muchas experiencias. Buenas y malas.
Nunca sabré si fuí siempre buena, o mala.
Lo que si sé es que hice y deshice según las circunstancias.

A veces lloré a veces reí a veces me enamoré y a veces rompí una relación de cualquier tipo, a veces me equivoqué pero siempre aprendí.

No se puede vivir con culpa, porque nos liga al pasado. Ni con preocupaciones porque nos enfocamos en un futuro y eliminamos la posibilidad de vivir el presente.
Si algún día hiciste algo tu también sería por lo que sintieses, o porque te pareció lo más acertado en ese momento.
La vida es una toma reiterada de decisiones.
Y sería imposible no fallar en ninguna.
Pero lo que sí hacemos bien, es tomarlas.
Cada ínfima cosa que hacemos es una decisión.
Siempre hay que decidir para vivir.

En ocasiones nos sentimos decepcionados por situaciones o personas . Pero nosotros decidimos.
No fué un error, sólo una decisión más.
No sirve de nada ni guardar rencor ni culpa ni penas.
Porque perdemos el presente.
La vida siempre transcurre en el presente.
Así que no temas equivocarte, no temas vivir.
No pienses si fuiste bueno o malo.
Nunca llueve a gusto de todos.

Siempre, siempre, fuiste tú.

lunes, 7 de marzo de 2016

Hoy es un día de esos

Hoy es un día de esos, como ayer, como mañana.

No sé ni que tiempo hace fuera, aunque son las siete menos cuarto de la tarde.

Tampoco me importa mucho. Hoy me he levantado enferma. Por dentro y por fuera y me da todo igual.

Me da igual no saber nada de nadie, me da igual pasar así las horas como algo adherido a la cama y a este estado.

Estoy en esa fase de haber luchado por mucho tiempo muchas batallas y no haber ganado ni una a pesar de que luché con todas mis fuerzas.

No termino de comprender el funcionamiento enrevesado del mundo que me rodea. Y muy a mi pesar, ese pensamiento va evaporando los mares de energía que puse siempre.

Estoy harta de limpiar la armadura y la espada, cansada de subir al mismo caballo que sólo me lleva a decepciones, al vacío, a la soledad aún estando rodeada de gente.

Me imagino que aún así esta parada será únicamente para coger fuerzas, para volver a embestir. 
Pero no será hoy.
Puede que tampoco mañana.

Lo que no quiero olvidar son las batallas que gané. Y así poder volver a tener ganas de tomar las riendas para volver.

Ahora es un tiempo de reflexión. 
No es cómodo, para nada.
Pero si más que necesario.

Parar no para dejarse olvidar a uno mismo. Parar para recuperar el aliento, pulir el diamante que llevamos dentro y brillar otra vez.
Parar es una elección, pero no debe ser jamás un estado perpetuo.

lunes, 22 de febrero de 2016

ESTÁS SEGUR@ DE QUERER LEER ESTO?

Puedo decirte lo bien que haces todo.
Decirte que todo lo que dices a los demás de tí, es verdad.
Alimentar con halagos como hacen los que te rodean, las cosas que haces mal.
Decirte que eres lo mejor del mundo, que no te agobies, que el tiempo pone todo en su lugar.
Sería mentirte demasiado, cuando de eso ya te encargas también tu.
Atrapa todas las miradas, siembra rechazo y escucha piropos.
Dónde ha quedado quien realmente eras?
Eras así de pequeñ@?
Te pareció lo mejor ponerte cada día una máscara nueva? Aminoras las posibilidades de que te hieran, seguro. También te vas perdiendo a ti mism@.
Pero luego vuelves a tu casa, y a solas, en tu habitación sabes que eres un fraude.
Dejas de ser el fuerte frío hijo de puta y te puede conmover un vídeo, una canción...
Sabes por qué?
Eres humano, te guste o no.
Aunque a ojos de los demás parezcas un gilipollas, un mezquino,un egoísta.
Crees que la culpa la tiene lo que te rodea, que todo ello te obligó a convertirte en lo que aparentas ser.
Y lo haces muy bien en realidad. Pareces realmente un ser frío, intransigente y egoísta.
Pero debajo de todo eso, queda lo que realmente eres.
UN COBARDE.

Has vendido tus pilares para decidir únicamente ser fachada.

Puede que me equivoque con esto.
Si es así, si no es pura fachada, tendrás el peor de los castigos.
Ser tu el resto de tus días.
Y si acerté espero que para los próximos retos, problemas, etc...
Cambies tu fachada de fraude, por unos pilares de valor.

Yo pasaré como pasarán miles de persona cerca de ti de una manera u otra por tu vida.
Pero te toca compartir esta contigo hasta que acabe.
Ya que lo leíste, piénsalo.
No digas nada a nadie.
Piénsalo.

lunes, 15 de febrero de 2016

QUE NADIE TE DIGA A TÍ TAMPOCO

Que nadie me diga que no se puede, si no lo han intentado.
Que nadie se atreva a juzgar mi camino, si nunca han calzado estas botas.
Que nadie me diga que no fui yo misma, porque siempre lo fui según las circunstancias.
Que nadie me diga que me arrepienta, porque siempre aprendí de mis errores.
Que nadie me diga que no luché por conseguir algo porque en mi naturaleza está, no parar aunque me sangrasen la manos.
Que sólo me daré por vencida cuando deje de querer algo.
Que hoy da igual como anochezca,  porque mañana vendrá temprano.

No me vale respirar, no me vale ser a medias. No sé vivir sin pasión, y no puedo ser otra que no sea. Ni pedir a alguien, que sea quien no es.

Aprendí que caminar a veces cuesta, pero se hace cuando algo merece la pena.
No hay nada que no se pueda, hay muchas cosas, que no se quieren.

Que nadie te diga, a tí tampoco.

domingo, 31 de enero de 2016

El cuento del musgo y el helecho

La paz reinaba en el monte de pinos.
Era un amanecer de primavera. Todo empezaba a teñirse de verde.
Pegado a una piedra de granito, veía el musgo, los primeros rayos de sol, iluminando la hierba y todo a su alrededor.
Pero algo cambió ese día.
Muy cerca de él, el musgo advirtió que empezaba a crecer un tallo verde.
-¿Qué será?
El musgo tenía experiencia en el monte. Llevaba ahí sobre su piedra de granito mucho tiempo.
Le invadía la curiosidad.
El tallo fue creciendo hasta que se formó un helecho verde intenso.
Un amanecer más, al abrir los ojos, el musgo quedó sorprendido e impactado. Esta vez no fue él quien estaba observando.
Fue así como empezaron a hablar entre ellos. Eran totalmente diferentes. Su tema de conversación era su entorno. Al menos, al principio. Fueron pasando los días, y el helecho crecía. Llegó a crecer tanto que ya la punta de sus hojas tocaba al musgo. Seguían las conversaciones. Pero cada vez se daban más cuenta de que empezaban a ser más trascendentes. Muchas veces el helecho se ponía triste, cuando el viento soplaba tan fuerte que lo zarandeaba. Pero el musgo lo animaba.
-¡Manténte en pie! ¡Todo viento pasa! Llevo aquí mucho tiempo. Hazme caso.
Y el helecho se calmaba.
Cuando llovía, era el musgo el que sufría. Y el helecho le arropaba.
Llegó el calor del verano.
Y el sol picaba.
La voz del helecho sonaba más bajita.
Hasta que dejó de sonar.
El musgo estaba triste. Tan triste, que empezó a ponerse marrón.
Seguía en su granito, recordando a su amigo.
Las lluvias volvieron en otoño.
Los días se volvieron húmedos.
La nieve lo cubrió en invierno.
Pero después volvió la primavera.
Y mojado por las gotas de rocío, una mañana al despertar, volvió a sonreír. Ahí estaba, el helecho.
No podían pasar mucho tiempo juntos. No podían elegir, que fuese todo el año primavera.
Asi que decidieron disfrutar al máximo de sus conversaciones.
Se protegían y animaban nuevamente.
Y lo que empezó siendo tan diferente para los dos, se convirtió en lo mejor que le puede pasar a un musgo y a un helecho.
La amistad.
Hay que protegerla, hay que valorarla, y todo eso, nunca debe suponer otra cosa que no sea un placer.
Nunca sabes lo que puede crecer de un tallo verde, ni los sentimientos que puede haber tras algo tan duro, como una roca.