lunes, 22 de febrero de 2016

ESTÁS SEGUR@ DE QUERER LEER ESTO?

Puedo decirte lo bien que haces todo.
Decirte que todo lo que dices a los demás de tí, es verdad.
Alimentar con halagos como hacen los que te rodean, las cosas que haces mal.
Decirte que eres lo mejor del mundo, que no te agobies, que el tiempo pone todo en su lugar.
Sería mentirte demasiado, cuando de eso ya te encargas también tu.
Atrapa todas las miradas, siembra rechazo y escucha piropos.
Dónde ha quedado quien realmente eras?
Eras así de pequeñ@?
Te pareció lo mejor ponerte cada día una máscara nueva? Aminoras las posibilidades de que te hieran, seguro. También te vas perdiendo a ti mism@.
Pero luego vuelves a tu casa, y a solas, en tu habitación sabes que eres un fraude.
Dejas de ser el fuerte frío hijo de puta y te puede conmover un vídeo, una canción...
Sabes por qué?
Eres humano, te guste o no.
Aunque a ojos de los demás parezcas un gilipollas, un mezquino,un egoísta.
Crees que la culpa la tiene lo que te rodea, que todo ello te obligó a convertirte en lo que aparentas ser.
Y lo haces muy bien en realidad. Pareces realmente un ser frío, intransigente y egoísta.
Pero debajo de todo eso, queda lo que realmente eres.
UN COBARDE.

Has vendido tus pilares para decidir únicamente ser fachada.

Puede que me equivoque con esto.
Si es así, si no es pura fachada, tendrás el peor de los castigos.
Ser tu el resto de tus días.
Y si acerté espero que para los próximos retos, problemas, etc...
Cambies tu fachada de fraude, por unos pilares de valor.

Yo pasaré como pasarán miles de persona cerca de ti de una manera u otra por tu vida.
Pero te toca compartir esta contigo hasta que acabe.
Ya que lo leíste, piénsalo.
No digas nada a nadie.
Piénsalo.

lunes, 15 de febrero de 2016

QUE NADIE TE DIGA A TÍ TAMPOCO

Que nadie me diga que no se puede, si no lo han intentado.
Que nadie se atreva a juzgar mi camino, si nunca han calzado estas botas.
Que nadie me diga que no fui yo misma, porque siempre lo fui según las circunstancias.
Que nadie me diga que me arrepienta, porque siempre aprendí de mis errores.
Que nadie me diga que no luché por conseguir algo porque en mi naturaleza está, no parar aunque me sangrasen la manos.
Que sólo me daré por vencida cuando deje de querer algo.
Que hoy da igual como anochezca,  porque mañana vendrá temprano.

No me vale respirar, no me vale ser a medias. No sé vivir sin pasión, y no puedo ser otra que no sea. Ni pedir a alguien, que sea quien no es.

Aprendí que caminar a veces cuesta, pero se hace cuando algo merece la pena.
No hay nada que no se pueda, hay muchas cosas, que no se quieren.

Que nadie te diga, a tí tampoco.

domingo, 31 de enero de 2016

El cuento del musgo y el helecho

La paz reinaba en el monte de pinos.
Era un amanecer de primavera. Todo empezaba a teñirse de verde.
Pegado a una piedra de granito, veía el musgo, los primeros rayos de sol, iluminando la hierba y todo a su alrededor.
Pero algo cambió ese día.
Muy cerca de él, el musgo advirtió que empezaba a crecer un tallo verde.
-¿Qué será?
El musgo tenía experiencia en el monte. Llevaba ahí sobre su piedra de granito mucho tiempo.
Le invadía la curiosidad.
El tallo fue creciendo hasta que se formó un helecho verde intenso.
Un amanecer más, al abrir los ojos, el musgo quedó sorprendido e impactado. Esta vez no fue él quien estaba observando.
Fue así como empezaron a hablar entre ellos. Eran totalmente diferentes. Su tema de conversación era su entorno. Al menos, al principio. Fueron pasando los días, y el helecho crecía. Llegó a crecer tanto que ya la punta de sus hojas tocaba al musgo. Seguían las conversaciones. Pero cada vez se daban más cuenta de que empezaban a ser más trascendentes. Muchas veces el helecho se ponía triste, cuando el viento soplaba tan fuerte que lo zarandeaba. Pero el musgo lo animaba.
-¡Manténte en pie! ¡Todo viento pasa! Llevo aquí mucho tiempo. Hazme caso.
Y el helecho se calmaba.
Cuando llovía, era el musgo el que sufría. Y el helecho le arropaba.
Llegó el calor del verano.
Y el sol picaba.
La voz del helecho sonaba más bajita.
Hasta que dejó de sonar.
El musgo estaba triste. Tan triste, que empezó a ponerse marrón.
Seguía en su granito, recordando a su amigo.
Las lluvias volvieron en otoño.
Los días se volvieron húmedos.
La nieve lo cubrió en invierno.
Pero después volvió la primavera.
Y mojado por las gotas de rocío, una mañana al despertar, volvió a sonreír. Ahí estaba, el helecho.
No podían pasar mucho tiempo juntos. No podían elegir, que fuese todo el año primavera.
Asi que decidieron disfrutar al máximo de sus conversaciones.
Se protegían y animaban nuevamente.
Y lo que empezó siendo tan diferente para los dos, se convirtió en lo mejor que le puede pasar a un musgo y a un helecho.
La amistad.
Hay que protegerla, hay que valorarla, y todo eso, nunca debe suponer otra cosa que no sea un placer.
Nunca sabes lo que puede crecer de un tallo verde, ni los sentimientos que puede haber tras algo tan duro, como una roca.

martes, 22 de diciembre de 2015

Por qué nunca podrás ser su peor enemigo

Esta entrada, no es bonita. Pero al menos es el recuerdo de una victoria. La más grande.
Todo fue normal. Y poco a poco dejó de serlo. De repente dejaste de ser tú. Todo lo colorido pasó a ser gris. De un gris claro que ni incertidumbre creaba. Porque era gris de desidia. Gris de desánimo. Gris de pena. Tu vida se quedó vacía. Nada te hacia ilusión. Notabas una fuerte prisión en el pecho. Sí, prisión.
No veías mirabas. Ni vivías, sólo respirabas. Tu diaria sonrisa se borró y dió paso a un rostro que no hacía alusión a nada. A ningún sentimiento. Te dijeron que sufrías una patología y así fue como pusieron nombre a lo que se había a apoderado de ti. Pasaban los meses  años incluso. Y te dedicaste a seguir las prescripciones necesarias para esconder detrás de una calma ficticia, el peor de los momentos de tu vida. Vivir con miedo.
Nunca te falto apoyo. Pero eso no terminaba de bastar. Todos los días llorabas al despertar. Te sentiste desubicado. Tampoco entendiste nunca que fué lo que lo originó. Estabas perdido en tu propia casa, en tu propia cama, en tu propia vida. Y nadie nunca sabrá todas aquellas cosas que se asomaban por tus pensamientos, se asomaban como pesadillas. Pero a todas horas.
Poco a poco decidiste volver a colorear. Decidiste que el gris desidia ya había teñido por demasiado tiempo tu alma. Y decidiste recordar lo bueno. Recordar la persona que eras. Y que fuese el rojo pasión y el verde esperanza quienes de tu mano dibujasen tu nuevo camino.
Se acabó ser un zombie químico.
Se acabó la retroalimentación de esa pena. Se acabó esa posesión.
Porque te diste cuenta que tu enemigo eras tú. Y que por eso sabias como hacerte daño. Pero también supiste encontrar en el fondo, como escondido bajo malos recuerdos, lo que te hacía feliz.

Recordaste lo guapo que te pones cuando sonríes. Lo escandalosa y alegre que era tu risa. Recordaste volver a caminar.
Después de todo eso, y ahora hasta agradeces haber pasado por eso.
Porque valoras el sonido de tus carcajadas. El tiempo con la gente que aprecias. No dejas que se acumulen pesares. Has vuelto a vivir. Resucitaste de la propia tumba que tu mismo cavaste.
Y ahora hay rachas. Problemas, malos momentos, cosas que te incomodan. Pero no tienes enemigos. Porque el único que estaba a la altura de hacerte verdadero daño, ahora es tu aliado.
Aprendiste a vivir con tu lado claro y lado oscuro. Y día a día haces lo posible para encontrar esa gama de colores que ahora se apoderó de tu mundo.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Kalaveras se escribe con K desde hace 25 años

Rojo, negro. Quizá haya para quién estas palabras, carezcan de sentido. Y selfie, ovejas, bridas, limbo, caravana, volcán, lambrusco, te reviento...
Pasaron por ser much@s, pasaron por ser poc@s. Pero siempre lo pasaron. Siempre cumplieron con las tareas.
Había años que parecía que iban a desaparecer, muy al contrario. Volvieron con más fuerza.
Cada uno de un padre y una madre. Muy diferentes entre si. Pero con algo en común son Kalaveras.
Eso significa que tod@s son iguales, para tod@s el mismo trato, las mismas condiciones.
Está prohibida la violencia, está prohibido pasárselo mal.
A palmas, con el cajón flamenco, cantando jotas. El caso es cantar, y dar el cante.
Y ahora vuelven nuestras fiestas del Cristo del Caloco. Unas fechas que esperamos todo el año.
Qué liaremos este año? Qué diploma nos caerá? Ganaremos los disfraces? El número? Algo?
Lo que está claro es que lo pasaremos genial. Como el resto de los 24 años anteriores. Yo no estaba, pero me acuerdo. Klv's cuenta atrás. 25 aniversario.
Chupito!!! :p

martes, 28 de julio de 2015

La flecha, la palabra, y la oportunidad

Triste, desconcertado, y sumido en una falsa esperanza. Las flechas habían sido disparadas, las palabras pronunciadas, y... La oportunidad perdida?

Recuerda en su cama escenas de películas, en las cuáles en el último momento  el protagonista se salva.

Pero es que en realidad de lo que se tenía que salvar era, según pasaban las horas más inevitable.
Normalmente nunca daba la oportunidad de ver algo desde tan cerca. Era una persona cauta.
Pero esta vez su cautela cedió ante la curiosidad.

Poco a poco se acercó y el calor era agradable y acogedor.
El problema vino al acercarse aún más para verlo de cerca. Lo agradable molestó. Echó un paso atrás pero se volvió a confiar, le gustó sentir la curiosidad.
Ya no fue molesto. Ya quemó.
Y apartándose ya con su enfado, y arrepentimiento se percató.
Se percató de que desde lejos era bonito, desde un poco más cerca agradable, luego ya nunca debió pasar de ahí.
Entendió que la culpa, fue suya por ceder en su cautela, por caer en la curiosidad. Al menos, no se quemó tanto como podría haberlo hecho. Pero se sentía mal por haber dejado la precaución.
Cual era su esperanza? Que eso mismo que le quemó, le curase?
Difícil verdad?
Ahora está pensando. Cosas, que sabe que no hacen falta ser pensadas. Porque en el fondo si sabe donde quedó la flecha, la palabra, y la oportunidad.

miércoles, 15 de julio de 2015

Soy mujer, y me encanta!!!


Esta entrada es para tod@s pero en especial vosotras os sentiréis identificadas.
Naces. Eres una niña. Tus regalos de cumpleaños, reyes, son repipis y  por defecto casi todo rosa. Por qué? Porque eres una niña, es tu color.
Pues a mi nunnnnca me gustó ese color, ni jugar con la cocina de plástico. Otras cosas "de niñas" sí.

Después de tu niñez, llega tu adolescencia. ( momento desde el cual mi familia esta en proceso de beatificación).

Un día vas al baño y...
No sabría como describir ese momento es como que te quedas en "stand by" y se te hace un nudo en el estómago.

Vas con toda la preocupación o vergüenza y se lo cuentas a tu madre.

-Pero que bien!!! Si ya eres una mujercita!!
Y tú, por dentro piensas pues vaya p*** mierda, si tengo que estar contenta por esto...

Pero, ¿en qué momento de verdad, pasas de ser una niña a ser una mujer?

Pues creo que en el momento en el cuál simplemente lo eres, y te comportas y piensas como tal.

Sabréis, que ser mujer conlleva agun que otro prejuicio. Como ser peor que un hombre para la ejecución de algunas acciones, o cosas.
¿Cuántas veces os han dicho algo referente a esto? Por ejemplo:

-Ala! Y has llevado tu todo sola?
-Eh para ser una tía...

Y tu piensas que esa persona no lo hace a mal, que sólo es gilipollas.
Pues bien el hecho de ser mujer en muchas ocasiones te "obligará" a demostrar las cosas 2 veces.
A mi a veces hasta me gusta. A ver si me explico. Si por ser hombre, no voy a salir nunca de mi terreno de comodidad, prefiero ponerme a prueba, YO. Y ya en otras ocasiones un zas al que me dijo que no podría.

Además sabréis chicas la satisfacción que recorre tu cuerpo cuando te han subestimado y lo consigues. Esa cara que ponen es para decir: espera!
Y hacerte una foto.
Estás acostumbrada a que midan tu honor, moralidad, sexualidad, por el largo de tu falda. Estás acostumbrada a esquivar los piropos y las segundas intenciones de muchos tíos. Estás acostumbrada a sus caras de exaltación cuando dices algo impropio de una chica.
Más de una vez te habrás sentido incómoda con algún baboso, o con comentarios de hombres refiriéndose a ti de una manera obscena. Y si les contestas ahí te llegará en respuesta un intento de humillación o insulto.

En resumidas cuentas:

Ni de coña somos el sexo débil. Débil, para qué?
Nuestra forma de ser, moralidad, actitud depende de a quién vaya dirigida.
Nos vestimos para nosotras de tres maneras:
1 como estamos cómodas.
2 como nos vemos guapas o atractivas
3 como nos sale de los c*j*n*e*
Porque en la forma no literal de las expresión, nos sobran a puñados.
Así que las cosas van cambiando y hoy por hoy cada vez hay menos machismo. Pero el machismo más hiriente para el sexo femenino, es el procedente de una "mujer".
Estoy orgullosísima de serlo, de sentirlo, y de vivirlo. Y con los traspiés que nos puedan poner a veces, lo único que consiguen, es que cada vez sepamos saltar más alto.
Soy mujer y me encanta!