Rabia.
Es lo que tenemos ahora todas.
No sabemos cómo es su cara ni tampoco su nombre. Sólo sabemos que se nos ha vuelto a humillar de cara a una sociedad que muchas veces nos tiene como adornos bonitos, como destinadas a ciertas condiciones, leyes morales, y como vía de mantener la especie siendo madres.
Se acabó.
Se acabaron las medias tintas. Estamos hartas. Ya no hay miedo. Ya no hay manera de pararnos. No vamos a dejar que la lucha de las que ni siquiera hoy están vivas caiga en balde.
No vamos a insultar ni a permitir que se insulte a nuestro género más, ni con palabras, actos ni imposiciones.
Todas sabemos lo que es el acoso.
Sabemos lo que es la intimidación.
Sabemos lo que es ser prejuzgadas por nuestra ropa, pelo, etc...
Ahora muchos y muchas nos damos cuenta.
Estamos manchad@s de una educación patriarcal, y haciendo autocrítica empezamos incluso a sorprendernos con pensamientos y expresiones a las que nunca le habíamos dado importancia.
Ahí están.
Siempre han estado.
Sólo nos faltaba despertar.
Ahora, la realidad no es bonita, pero es real y lo valiente es no dejarnos poseer como trofeos, no dejarnos proteger constantemente como si careciéramos de instinto de supervivencia, no dejarnos hacer creer que un hombre tiene que llevar la voz cantante y ser el responsable de todo.
La voz de la mujer no tiene que ser un acompañamiento, la canción debe ser un dueto.
Gracias a ellos también. A quiénes comparten siempre cosas en redes y sobretodo con sus actos dan ejemplo para hacer ver que el feminismo no es cosa de nosotras únicamente.
Gracias compañeros. Porque ya no se trata de hombres, o mujeres. Se trata de que seamos seres humanos.
Se ha abierto la brecha, y esto no va a dejar de sangrar. Lo vamos a todo perdido de dignidad, y lo mismo no encontráis la fregona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario