No sé si dar las gracias a mis padres, familia en general y profesores o echárselo en cara.
Tantas regañinas castigos, y correcciones para inculcar unos valores.
Bienvenido a este mundo inmundo donde pocas veces las cosas son lo que parecen o parecen lo que son.
Dice mi padre que para saber si alguien es gilipollas sólo le tienes que dar poder, o un cargo con personas a su mando.
Supongo que para tener valores hay que valer y ser valiente.
No todo el mundo vale ni es valiente e igual de culpable es el que firma una sentencia injusta, que quién la imparte o quien mira para otro lado.
Es tendecia inclinarse al cinismo, a la hipocresía al rencor o al oportunismo.
El secreto para "conectar" es ponerse en el lugar del otro.
Entender que las personas sienten, ven, escuchan desde su punto de vista.
Ser justo y tener criterio propio no es tan dulce como comerse un bollo.
A veces ser justo implica tragos amargos que no todos los paladares soportan o plantean tener.
Vivimos en un mundo donde uno renuncia a una bandera y luego la viste por dinero.
En un mundo de triquiñuelas con fines egoístas, donde la envidia y la falta de identidad o creatividad nos lleva a tumbar a otros para subir a sus espaldas e intentar ganar altura.
Pero esos cimientos nunca serán estables.
A veces con las piedras que se lanzan se puede hacer una gran pared.
Y no jode quien quiere si no quien puede.
Cada uno que opte por ser "gente con clase" o "clase de gente"
Gracias por los valores.
Me convierten día a día en una persona valiente.
Porque no es más fuerte o valiente quien no teme o no sufre, si no quien siempre continúa y hace lo que es correcto.
Nunca desearé mal a nadie que me lo intente hacer a mí.
Sólo lo que se merezca cada persona.
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